UNIDAD
5: RACIONALIDAD PRÁCTICA: ÉTICA Y POLÍTICA
1.
RACIONALIDAD PRÁCTICA
Anteriormente
ya hablamos de la actividad filosófica que identificamos como el uso
de la racionalidad y distinguíamos entre Racionalidad Teórica
(conocimiento de la realidad) y Racionalidad Práctica. De la que nos
ocuparemos en este tema y que
tiene como objetivo la acción humana, de forma individual (Ética) y
colectiva (Política). Tanto ética como política son inseparables,
pues el ser humano, aunque actúa de forma individual, es “social
por naturaleza” y tiende a la vida en comunidad. La política no es
más que la forma de regular esa vida en sociedad.
En
esta unidad comenzaremos con las principales teorías éticas (2. 3.
4. 5.), seguiremos con las etapas del pensamiento político (6. 7.
8.), y concluiremos con la relación entre Ética y Política (9.)
2.
ARISTÓTELES Y LA ÉTICA A NICÓMANO
La
teoría aristotélica es eudemonista
(felicidad) y
teleológica
(finalidad). Ahora
veremos cómo relaciona felicidad y finalidad:
¿Cuál
es la finalidad de un papelera? Si una papelera está llena no podría
seguir cumpliendo su función, “no sería feliz”.
Todos
los seres humanos desean ser felices, pero ¿Qué es la felicidad?
Para los griegos la
felicidad es alcanzar su finalidad,
de modo que serán felices cuando cumplan esa finalidad. Entonces,
cambiamos la pregunta... ¿Cuál es la finalidad del ser humano? Para
Aristóteles es la contemplación,
es decir, ejercer su racionalidad,
pues según el filósofo, la felicidad se acerca más al saber que al
placer corporal efímero. Sin embargo, el ser humano no es sólo
razón, lo que hace que la contemplación total sea inalcanzable. Por
lo que establece la felicidad en la virtud
(hábito bueno),
y ésta la sitúa en el termino
medio,en la prudencia, es decir,
huye de los extremos o excesos. Por ejemplo, en términos económicos,
entre la avaricia y el derroche, la virtud está en el término
medio, en la generosidad, un hábito bueno. “Hay
hombres tan tacaños que mueren ricos, hay hombres tan derrochadores
que parece que este sea el último día de su vida, quedando
arruinados”. Identifica además como vicio
el hábito
malo, es
decir los excesos (derroche y avaricia)
3. EL
EMOTIVISMO MORAL DE HUME
“EMOTIVISMO”
Refleja la gran importancia que Hume concede a las emociones.
“MORAL”,
Para Hume, se basa en la sensación
de aprobación o desagrado
ante una acción concreta. “Matar es malo y ayudar es bueno.....”
el bien o el mal se basa en las emociones.
Entendido
así, podemos decir que Hume, rechaza
la razón como la
herramienta capaz de juzgar nuestros comportamientos, pues, como
empirista, antepone las emociones, sentidos o sentimientos a la
razón. Por ejemplo, en un asesinato, el mal moral nos lo indica el
sentimiento de desagrado que surge del corazón.
Pero,
¿cómo identificamos la bondad o maldad de las acciones si depende
sólo de las emociones personales? ¿Puede ser malo, lo que para otro
sea bueno?
En este sentido, Hume afirma la dificultad de establecer
conceptos
o juicios éticos universales
como bueno o malo, bello o feo... pues no
existe objetividad
total en ellos, son subjetivos
ya que depende
de las emociones de cada persona. Por ello, Hume
intentó eliminar esta problemática subjetivista o relativista
asegurando
que todos los seres humanos tienen sentimientos
de aprobación (bueno) o desagrado (malo) ante determinadas acciones,
y que aparecen de la misma manera en todos, puesto que se
encuentran en nuestra propia naturaleza.
4. LA
ÉTICA KANTIANA
Para
Kant toda ética debe ser formal, es decir, racional y universal,
válida para toda la humanidad, rechazando las éticas
materiales, que son
aquellas que establecen ciertas normas encaminadas a alcanzar un fin
concreto como exponía Aristóteles en su teoría eudemonista
(felicidad como fin) o como en la
la moral cristiana, que establece “no robar” como una regla
fundamental para alcanzar el bien supremo que es DIOS.
Frente a esta ética material, Kant establece la ética
formal, pues no
acepta que robar sea bueno o malo según las circunstancias, y que la
moral
debe ser independiente
de la consecución de cualquier fin
establecido, debe estar fundamentada en la razón,
para Kant, en la razón
práctica:
capacidad moral humana que determina si algo es bueno o malo.
Kant
establece tres tipos
de acciones: 1º
contrarias
al deber, 2º conformes
al deber y 3º las acciones por
deber que son
las que poseen valor moral. Para Kant un individuo actúa moralmente
cuando lo hace por deber. Veamos un ejemplo:
“un amigo que te debe dinero y no te paga se está ahogando:
tenemos tres opciones: no lo salvo (contraria al deber), lo salvo con
condicionantes porque es mi amigo y para que me pueda pagar, buscando
un fin (conforme al deber); o lo salvo aunque fuese un desconocido
(actúo por deber)”. Este
último caso es el único que Kant considera moralmente
bueno, pues no
atiende a ningún fin, sino a la voluntad de actuar bien sin
condicionantes. Lo más importante para kant es esa voluntad de
actuar, independientemente del resultado (lo
salve o no)
Kant
diferencia entre máxima
y ley
moral.
La máxima
es un principio
subjetivo
en la forma de actuar, “una persona intolerable a la lactosa no
debe tomar leche”, pero esta máxima no es aplicable al resto, por
eso es subjetiva. La
ley moral
es un principio
objetivo
de una acción y válida para todos: “no robarás”. Pero como los
seres humanos no tienen una voluntad que se ciña perfectamente a las
leyes morales, se presentan en imperativo
(mandato) el cual debe ser categórico,
es decir, se
impone absolutamente a nuestra voluntad
y sin condiciones. Kant relaciona, entonces, máxima con ley moral al
establecer que el ser humano debe imponerse a sí mismo la ley moral,
por lo que es autónoma,
y no debe venir impuesta por nada distinto a él: “Obra
sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se
convierta en una ley universal”,
siendo
esta una regla para medir nuestros actos: obramos moralmente cuando
nuestras acciones sean válidas para todos.
5.
EL SUPERHOMBRE NIETZSCHEANO
La
filosofía de Nietzsche (1844-1900) supone una crítica a toda la
tradición cultural cristiana existente.
En
su obra, el “Origen de la Tragedia”, describe el inicio
de la filosofía, es decir, la época de Sócrates y Platón,
como la victoria del Dios Apolo, que identificaba con el orden
y la razón (lo apolíneo), sobre el Dios Dionisio,
que identificaba con el desorden y los sentimientos (lo
dionisiaco). Estas dos tendencias contrapuestas gozaban de un
equilibrio perfecto antes de Sócrates, por lo que considera a
este y a su discípulo Platón los grandes corruptores y responsables
de romper dicho equilibrio, cuando anteponen lo apolíneo (la razón),
tratando de enmascarar la vida humana, y anulan cualquier
manifestación dionisiaca (sentimientos)
Por
eso, Nietzsche considera que DIOS mantiene roto el equilibrio entre
el mundo real o de las ideas y el mundo aparente o sensible o
terrenal, y que la muerte de este es lo único que traería de nuevo
un equilibrio perfecto entre ambos mundos. Tras la
muerte de DIOS,
Nietzsche asegura la llegada del SUPERHOMBRE,
libre de Dios, libre de una tradición cultural que reprime a los
hombres. Afirma el filósofo que los valores tradicionales
representados por el cristianismo someten a las personas más débiles
a una "moralidad
esclava",
que provocan en ellos un estado de resignación y conformismo
hacia todo lo que sucede a su alrededor. Para él, esos valores
tienen que desaparecer para que aparezcan otros nuevos que
representen su prototipo de hombre ideal, al que él mismo llamó
“superhombre”. Combate la moral impuesta por las religiones e
impulsa una moral que surja desde lo más profundo de las personas.
El Superhombre es
solitario, seguro, independiente e individualista, y no se deja
llevar por la multitud; al contrario de las personas débiles, que
sólo se dejan llevar por las tradiciones y las reglas establecidas.
6. LA
FILOSOFÍA POLÍTICA EN LA EDAD MODERNA
HOBBES
Afirma
que el egoísmo natural del ser humano es el origen de la vida
en sociedad, pues este sólo busca su propio bien y su propio
placer, lo que hace necesario un contrato o pacto que regule la
convivencia entre los seres humanos, evitando que el ser humano acabe
con él mismo (“el hombre es un lobo para el hombre”).
Dicho contrato o compromiso debe cumplirse siempre y para que eso sea
posible Hobbes establece al monarca como la persona encargada, con
poder absoluto sobre sus súbditos, es decir, un sistema
político absolutista.
LOCKE
Según
Locke, en un estado natural antes de su vida en sociedad, el
hombre, que vivía en libertad e igualdad, tenía dos derechos:
derecho a la propiedad privada y derecho a castigar. Sin
embargo, al no haber leyes concretas ni nadie que imparta justicia,
la vida sería insostenible, pues se daría una situación de
violencia constante. La solución que Locke propone es una pacto
o compromiso entre los ciudadanos en el que, manteniendo sólo su
derecho a la propiedad privada, cada uno ceda su derecho a castigar a
una institución superior, siendo este el único poder de los
dirigentes, el de castigar y, así, salvaguardar una vida en paz y en
armonía para todos los ciudadanos. Locke, a diferencia de Hobbes y
su sistema absolutista, establece la separación de poderes
(legislativo, ejecutivo y judicial), base del sistema
democrático, además en cualquier conflicto o decisión
siempre debe prevalecer la mayoría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario